Todos los gatitos en algún momento acaban descubriendo que las personas tenemos algo que mola mucho y ellos no tienen... dos manos para dar masajes!
Qué gusto más rico cuando te rascan de arriba a abajo! Este peque llegó a nosotros muerto de miedo con casi dos meses, pero enseguida conseguimos sobornarle. Ahora ya tiene casi un año y vive
felizmente adoptado.