TMB quiere eliminar la colonia felina de sus talleres después de más de 45 años de convivencia conjunta
Conflicto entre animalistas, vecinos y TMB por dos gatos sobre un tejado público de Barcelona
Lee el artículo publicado en el Periódico de Catalunya (1/03/2024)
Nuestra respuesta al Consistorio
En DeGats, Defensa dels Gats, llevamos más de una década controlando legalmente, y en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, la colonia de gatos comunitarios de los talleres de TMB de la Sagrera; y está registrada con el código de colonia 09-27. Tanto la OPAB (Oficina de Protección Animal de Barcelona) como el distrito de Sant Andreu han estado siempre al corriente su existencia y de su cuestionable gestión. Y, por supuesto, lo podemos y vamos a demostrar con mucha y muy variada documentación.
En cualquier caso, TMB ha manifestado su malestar, motivado por nuestra insistencia en gestionar la colonia de forma ética e integral, tal como estipula la ley Estatal de Protección Animal de 2023. Y la solución, para ellos, es la retirada de los gatos comunitarios, sin pensar en su bienestar.
Pero en absoluto se trata de gatos merodeadores, como dan a entender a los medios para justificar su encierro en un centro de acogida de animales en tránsito hasta la llegada de un hogar y familia definitivos (CAACB). Son conscientes de que se trata de gatos ferales no socializados con humanos y, por lo tanto, no adoptables. La ley no permite encerrarlos en centros de acogida o similares porque eso es maltrato animal. No se van a adaptar y, muy difícilmente sobrevivirán, como demuestran los numerosos estudios que hay al respecto.
Una agrupación de gatos sin propietario es una colonia felina, le pese a quién le pese. Y los felinos de los talleres constituyen una colonia de gatos comunitarios fuertemente arraigados a su territorio, puesto que no conocen otro. Son fruto del abandono y la tenencia irresponsable de tutores de gatos que, sin tenerlos esterilizados, les permitían acceso al exterior sin vigilancia y, por lo tanto, procrear libre y descontroladamente. Es entonces cuando entran en escena los vecinos, tras ser testigos del sufrimiento de los animales hambrientos maullando desesperados, y de las prohibiciones a los trabajadores por ponerles comida.
Ya solo quedan dos gatos, pero ha habido muchísimos más y, aunque queda un macho pendiente de castrar, la población ha decrecido paulatinamente debido a que llegó a alcanzar más del 80% de los individuos esterilizados. Todo ello, gracias al esfuerzo de los cuidadores y otros voluntarios de DeGats. Estos dos supervivientes han nacido y crecido en el recinto de TMB; ese es su hogar, su hábitat natural y están fuertemente vinculados a él. También entre ellos, puesto que llevan más de una década unidos.
Es curioso que, justo ahora, mencionen el tema de salubridad pública, si durante décadas y con muchos más gatos, nunca ha supuesto ningún problema. Pero dejando eso a un lado, resulta que tiene fácil solución. El acceso no es peligroso ni arriesgado ya que no necesitamos subir a los tejados para absolutamente nada, como ya hemos explicado varias veces. Ni siquiera para poner jaulas trampa, como demostramos hace poco más de un mes, tras acceder para realizar un rescate colocando la jaula en el suelo, así como en tantas otras ocasiones (ver foto). El acceso para controlar la colonia, pues, no debería ser ningún hándicap. Y el consistorio tiene la obligación legal de mediar con los titulares de los espacios privados y argumentar los beneficios de una buena gestión de las colonias felinas. Pero jamás lo ha hecho, ni aquí ni en tantos otros casos en los que se les ha solicitado ayuda.
Lo que pedimos es que alguien interno sea el responsable y se haga cargo de la gestión de la colonia y de enviarnos la información pertinente o que, en su defecto, nos permitan acceder para hacerlo nosotras mismas. Y ya no será necesario que nadie lance comida. Aunque el lugar no nos parezca el más idóneo para una colonia felino, es el que ellos han elegido, el único que conocen y siempre será mejor que estar enjaulados. Arrebatarlos de su hogar es una decisión egoísta y cruel que atenta contra su integridad y la ley los ampara.
Otras muestras de la hipocresía de los argumentos presentados por el consistorio son: por un lado, la lamentable realidad de los gatos de nuestro distrito, que están sobreviviendo (no todos) al estrés de las obras, de vehículos de gran tonelaje, festivales de techno, trenes, etc. Por otro lado, que los gatos de TMB, hace tan solo un par de años, tuvieron que convivir durante meses con las obras de retirada de amianto de los tejados. Entonces nadie se preocupó por la integridad de los felinos. Y, para rematar, justo después de que el consistorio fuera consultado en referencia a este caso, cancelaron una reunión que teníamos programada en el último momento, nadie de la OPAB ni del distrito se presentó para dar explicaciones, y tampoco las hemos recibido ni por escrito ni en posteriores contactos, a pesar de preguntar por los motivos de la ausencia.